La temperatura global está aumentando a una velocidad cada vez mayor.
Un estudio realizado por investigadores del Laboratorio Nacional del Pacífico Noroeste (PNNL, por sus siglas en inglés) de EEUU revela que la Tierra está entrando en un periodo de cambio climático que probablemente será más rápido de lo que se ha producido de forma natural durante los últimos 1.000 años. Los resultados del trabajo, publicado en la revista 'Nature Climate Change', suponen una importante herramienta tanto para los científicos como para los responsables políticos, ya que la aceleración del aumento de temperaturas está íntimamente relacionada con el tiempo disponible para adaptarse a las consecuencias del cambio climático.
Tanto los científicos, como los informadores y los políticos suelen referirse al calentamiento global en términos de aumento de la temperatura global de la superficie terrestre. En las cumbres internacionales ya se manejan umbrales de incremento de 2ºC a partir de los cuales las consecuencias serán más graves e incontrolables.
Pero este valor no es el único que refleja el cambio que la Tierra está sufriendo. Existen otros valores como las temperaturas locales, los patrones de temperaturas diurnas y nocturnas en función de la estación del año o las lluvias y tormentas. Y otro de los parámetros que manejan los científicos del clima son las tasas de cambio climático, es decir la velocidad a la que las temperaturas cambian en un periodo de tiempo determinado.
Y, normalmente, los periodos que se toman son de siglos.
La novedad de este trabajo es que ha analizado estas tasas de cambio en periodos de 40 años, un intervalo de tiempo más acorde al tiempo de vida tanto de las infraestructuras humanas como al periodo de vida adulta de un ser humano, aseguran los autores liderados por el investigador Steve Smith, del PNNL.
"En el Quinto Informe de Evaluación del IPCC se menciona en numerosas ocasiones que es importante la magnitud total del calentamiento que experimentemos, pero también que es importante la tasa de cambio a la que lo hagamos", explica José Manuel Moreno, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha y vicepresidente del Grupo II del IPCC .
Smith y su equipo analizaron los datos climáticos existentes y más de 20 modelos climáticos para simular la variación de temperatura en las próximas décadas. Las tasas de cambio durante periodos de 40 años durante los últimos 2.000 años en América del Norte y Europa aumentaron y cayeron hasta 0,2 grados centígrados por década. Los modelos por ordenador y las reconstrucciones coincidieron en gran medida en estas tasas de variabilidad natural, indicando que los modelos proporcionan una buena representación de las tendencias en una escala de 40 años.
A continuación, el equipo realizó un análisis similar utilizando CMIP pero calculando las tasas de cambio durante 40 años entre 1971 y 2020. Así, encontraron que la tasa promedio de cambio en América del Norte, por ejemplo, fue de alrededor de 0,3 grados centígrados por década, una cifra más alta que la que se puede contabilizar por variabilidad natural.
"La tasa de cambio climático en la que estamos entrando excede ya lo conocido históricamente", dice Moreno. "Dependiendo del nivel de mitigación que los países asuman, estas tasas podrán variar a partir de mediados de siglo, pero, hasta entonces, el análisis indica que seguirán subiendo y que, al menos hasta mediados de siglo en el caso de escenarios de mitigación importante, estaremos por encima de lo conocido", afirma. Y en el supuesto caso de que los intentos internacionales de reducción de emisiones de efecto invernadero sean menos ambiciosos, la temperatura seguirá aumentando de una forma acelerada.
El cambio climático se acelerará en los próximos 40 años en todos los casos, incluso en escenarios con menores tasas de futuras emisiones de gases de efecto invernadero. Aún así, los investigadores no pueden decir exactamente qué impacto tendrá un aumento más rápido de las temperaturas en la Tierra y sus habitantes. "En estas simulaciones de modelos climáticos, el mundo está ahora empezando a entrar en un nuevo momento en el que las tasas de cambio de temperatura son consistentemente más grandes que los valores históricos de periodos de más de 40 años", asegura Smith. "Necesitamos entender mejor qué efectos habrá y cómo prepararse para ellos". El propio trabajo concluye que sería necesaria una reducción importante de la emisión de gases de efecto invernadero para "limitar la duración y la magnitud de las altas tasas de cambio a largo plazo".
"Este nuevo análisis lo que hace es darnos una perspectiva futura de estas tasas comparándolas con lo ocurrido en al menos los últimos 1.000 años, y con particular detalle desde mediados del siglo XIX", explica Moreno. "Mayor velocidad implica menor tiempo para adaptarse y, para algunos organismos, incapacidad de evadirse de los hábitats que les eran favorables pero que, con el tiempo, dejarán de serlo", sentencia.-
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